Época: Egipto antiguo
Inicio: Año 3300 A. C.
Fin: Año 395

Antecedente:
La agricultura



Comentario

No tenemos una imagen precisa y fundada acerca del sistema económico que predominaba en Egipto en las distintas épocas históricas, porque desconocemos la distribución exacta de la tierra y el régimen de propiedad a que estuvo sujeta. La documentación que poseemos es escasa, y aunque aumentara considerablemente, lo que no es probable, seguiríamos entre oscuridades. Parece cierto que el trabajador directo de la tierra siempre fue una especie de siervo de la gleba, que podía depender de muy diferentes instancias. No debió faltar, no obstante, el modesto campesino de una pequeña parcela, cultivada por él mismo, por lo menos entre los soldados asentados a finales del Imperio Nuevo, pero tampoco lo sabemos a ciencia cierta.
En principio, es sabido que todo el suelo de Egipto pertenecía al faraón. Esta afirmación, como todas las generales, es una mera expresión retórica. Sabemos que desde el Imperio Antiguo hubo propiedad privada, en el sentido propio del término. Suelen decir los tratadistas que el concepto de propiedad egipcia no tiene nada que ver con el concepto romano. Eso es cierto, pero tampoco aclararía nada el que se pareciera en cuanto al concepto teórico. No sabemos hasta qué punto tiene razón Tycho Mrsich cuando afirma que "la interpretación jurídica de las propiedades, nos autoriza a sacar la conclusión de que el Estado del Imperio Antiguo no se organiza desde arriba, de manera puramente absolutista (...) antes bien parece que al mismo tiempo crece de abajo hacia arriba desde células jurídico-políticas".

Nos encontraríamos con una especie de propiedad familiar o de clan, previa a la constitución del Estado religioso-político del Imperio Antiguo, y que en cierto modo dejaría sus huellas en la propiedad de los particulares. El hecho es que Meten, entre la III y IV dinastías, posee unas tierras que rondan las 50 hectáreas. En estas tierras hay caseríos con siervos que trabajan y que deben estar vinculados al suelo de alguna manera. El problema es qué parte de estas propiedades son donaciones reales y no hay acuerdo entre los especialistas sobre si todas las donaciones eran revocables o no. Teóricamente el faraón siempre puede disponer de todo el país, pero interesaría saber si lo hacía alguna vez, o si, por el contrario, el uso hacía que estas donaciones pasaran a formar parte permanente del patrimonio, y fueran transmisibles por testamento.

Esto último parece cierto en casos corrientes, como el caso de Ni-ka ankh, quien reparte sus sacerdocios entre sus hijos e hijas. En una escala superior, los templos eran propietarios de extensas parcelas y eso no podemos perderlo de vista para enjuiciar la estructura socioeconómica de Egipto en cada una de sus etapas históricas. Y en la cumbre de la estructura, el faraón y la familia real, dueños teóricos de todo Egipto y de facto de extensas regiones.

Toda una política de asentamiento y de colonización está en marcha durante el Imperio Antiguo. Ahora bien, es muy difícil distinguir los bienes propios del faraón y los del Estado.

Las relaciones de propiedad y de explotación debieron variar durante el I Período Intermedio. Tenemos muy poca documentación sobre esta época, pero las biografías acerca de los señores del momento parecen apuntar a una extensión de la propiedad señorial, a una disminución de las tierras reales y tal vez a una potenciación de la propiedad del hombre corriente. Pero todo ello es mera hipótesis. El Imperio Medio en su primera parte fue una continuación de la etapa anterior, pero a continuación se emprendió una reforma de la administración destinada a reforzar la posición de la monarquía según modelos actualizados del Imperio Antiguo. Nos imaginamos que el incremento de funcionariado acarrearía el aumento de la propiedad fundiaria de estos servidores del Estado. A ello podían apuntar los ambiciosos planes económicos sobre el Fayum donde se hicieron obras de gran envergadura para aumentar la extensión de tierra regada.